viernes, 31 de octubre de 2014

La Enfermedad No es Una Bendición

La Enfermedad No es Una Bendición


Esta es un área donde la mayoría de los cristianos son engañados. Muchos creen que Dios es el que los enferma. Muchos han muerto diciendo: “Dios me ha enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” No se dan cuenta que le están cerrando la puerta a su sanidad.

Conocí a un pastor, muy amado por la gente, tenia unos cuarenta años, pero había estado muchos años en la obra. Un día se enfermo de cáncer, la gente se acercaba para compartirle y ministrarlo, pero él decía: “Dios me ha  enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” Nunca supimos que cosa le quiso enseñar Dios porque partió a la presencia del Señor. Este pastor se dejo engañar por el diablo y eso le costo la vida.

Otros dicen: “Estoy sufriendo para la gloria de Dios.” La enfermedad no glorifica a Dios.

En Juan 11:1,­4-5 se ve la historia de la resurrección de Lázaro. En los versos 3 y 4 dice: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el  que amas esta enfermo. Oyéndolo Jesús dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella.” ¿Qué cosa era la que iba a traer la gloria Dios?

Cuando  Jesús  llegó a  Betania encontró  que  Lázaro  había  muerto hacia  cuatro días. En el verso 33 vemos la actitud de la gente: “Jesús entonces, al verla llorando (a María), y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió.” Notemos que la gente no estaba dando gloria a Dios por lo que pasó, sino que lloraba llena de dolor.

En el verso 37 vemos lo que dijeron algunos judíos: “Y algunos de ellos  dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que  Lázaro no muriera?” Ahora las personas no solo estaban tristes sino que murmurando de Jesús, ¿eso es darle gloria a Dios?

En los versos del 38 al 45 vemos lo que realmente trae la gloria a Dios:  “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tu me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle  ir. Entonces muchos judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”

Lo que trajo gloria a Dios y que la gente creyera en Jesús fue la resurrección de Lázaro.

Además notemos la pregunta que Jesús le hizo a María: “¿No te he dicho  que si crees, veras la gloria de Dios?” ¿En que tenia que creer María para ver la gloria de Dios? ¿En la enfermedad? No, la enfermedad había traído dolor y  murmuraciones en contra de Jesús. Ella tenía que creer que Jesús iba a resucitar a su hermano para ver la gloria de Dios.

El milagro fue lo que trajo la gloria a Dios.

En el verso 12  de  la historia de  la sanidad del paralítico  que  fue bajado por sus cuatro amigos en Marcos 2:1­12 se ve lo que trae la gloria a Dios:  “Entonces el se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”

En estos pasajes vemos que la sanidad es lo que trae la gloria a Dios. En  realidad, no hay ningún verso que diga que la enfermedad trae la gloria a Dios.

Otros dicen: “La voluntad de Dios es que yo este enfermo.”

Si esto es cierto, ¿por qué van a los hospitales? ¿Para que asisten donde  los  doctores?  ¿Por  qué toman  medicinas?  Si su  afirmación  es correcta, ellos  están yendo en contra de la voluntad al tratar de curarse por medios físicos. Están pecando al tratar de huir de la voluntad de Dios. Lo mejor para sus vidas  seria que dejases de rebelarse contra Dios y acepten con gozo su dolor y enfermedad.

Esas  palabras  no  pueden  ser  respaldadas  con  la  Biblia. No  hay ningún verso en la Biblia que diga que sea la voluntad de Dios enfermar a alguien.

La gente pierde su oportunidad de recibir su sanidad y las cosas que Dios preparó para ellos por no conocer la naturaleza de Dios.

La Biblia dice muchas veces que Dios es bueno. 

En el capitulo 5 de Segunda de Crónicas se ve el traslado del arca al templo  recién  construido  por  Salmón;  en  el verso 13 dice: “cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Dios diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre. . .”

Notemos que la gente de Israel conocía a Dios y lo alababan diciendo: “Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre.”

El Salmo 136:1 dice: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia.”

Esta verdad se ve constantemente en el libro de Salmos.

Cuando se le acerco el joven rico a Jesús en Marcos 10:17­-18 le preguntó: “¿Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.” Jesús le dijo al joven rico que Dios es bueno.

Dios es un buen Dios. Un buen Dios hace cosas buenas, el momento que hace algo malo deja de ser bueno y se convierte en malo.

En  Santiago  1:17  dice:  “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

Al final de Mateo 7:11 dice: “¿Cuánto mas vuestro padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo pidan?”

En estos  pasajes  vemos  que  Dios da buenas cosas,  “toda buena dádiva y todo don perfecto.”

¿La enfermedad es algo bueno? ¿El dolor y el sufrimiento son algo bueno? ¿La miseria es algo bueno? Si tu respuesta a esas preguntas es no; entonces no le eches la culpa a Dios de producirlas.

Dios es bueno, y Él quiere hacer algo bueno por ti hoy.

Además si la enfermedad fuese una bendición de Dios no enviaría a su enemigo para ponerla sobre la gente ni a su hijo para quitarla de ellos.

En Hechos 10:38 se manifiesta claramente  quienes son los autores de la enfermedad y de la sanidad: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

En este pasaje vemos a dos personajes: a Jesús, el sanador y al diablo, el enfermador.

Como hemos visto Jesús  nos sanó por medio  de  la redención, el proveyó la sanidad para todas las personas.

También podemos ver que cada persona que fue sanada por Jesús durante su ministerio estaba oprimida por el diablo.

En varios pasajes de la Biblia vemos que la enfermedad es llamada una opresión satánica.

En el relato de la mujer que tenía el flujo de sangre Jesús le dijo a la mujer que ella estaba libre de su azote: “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34).

Su enfermedad no había sido una bendición de Dios sino un azote del diablo.

Esto lo vemos más claramente en el caso de la mujer encorvada.

En  Lucas  13:10-16  vemos  la  sanidad  de  la  mujer encorvada: “Enseñaba Jesús en la sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacia dieciocho años que tenia espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo si buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta  ligadura en el día de reposo? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?"

En este pasaje vemos que Satanás es el autor de la enfermedad. Jesús fue bien claro cuando dijo que Satanás era el que había atado a la mujer; y, que la enfermedad es una ligadura.

Dios no es quien pone enfermedades en el hombre, es el diablo quien está en el negocio de hacerlo.

En Juan 10:10 podemos ver  un contraste entre las obras de Dios y las  obras  del  diablo:  “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he  venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Este   ladrón  es   el   diablo.   El  diablo  viene   a   robarnos con la enfermedad, nos roba nuestro dinero, nos roba nuestra salud.

Pero Jesús vino para darnos vida, y vida en abundancia.

En 1 Juan 3:8 dice: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.”

El propósito por el cual Jesús vino a la tierra fue para deshacer las obras del diablo. La enfermedad es una obra del diablo, Jesús vino para sanarnos.

Jesucristo no ha cambiado, sigue siendo el mismo. En Hebreos 13: 8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”

El diablo tampoco ha cambiado, todavía sigue enfermando a la gente; pero Jesús continua deshaciendo sus obras.

martes, 28 de octubre de 2014

La Sanidad y la Redención

La Sanidad y la Redención


Muchas personas no logran recibir su sanidad porque nos saben lo que Dios piensa de la enfermedad, lo cual se revela claramente en la Biblia.


Si leemos la Biblia desde el principio veremos que Dios nunca ha estado a favor de la enfermedad, ya que Él no la creo ni tampoco se encuentra en el cielo.


Debemos entender que Dios es un Dios que no cambia y lo que el piensa de la enfermedad sigue siendo lo mismo.

En Éxodo 3:13-­14 cuando Dios se reveló a Moisés le dijo esto: “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.”

Dios se reveló a Moisés como el que es. Jehová significa: El que es, el que era, y el que ha de venir. Dios no ha cambiado, Él es el eterno presente. Dios siempre ha sido el mismo

En Malaquías 3:6 dice: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” En Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

Dios no ha cambiado, El siempre ha sido el mismo. Él es un buen Dios, que siempre esta dando buenas cosas.

En Mateo 7:11 dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre Celestial dará buenas cosas a los que les pidan?” Otra vez nos encontramos con que Dios está listo para darnos cosas buenas.

¿Será la enfermedad una cosa buena?

En Mateo 6:9-­13 Jesús nos enseño la oración que llamamos El Padrenuestro, en el verso 10 Jesús nos dijo que oremos así: “Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”

¿Cuál es la voluntad de Dios en el Cielo? Para saber la respuesta debemos ver lo que dice la Biblia. En Apocalipsis 21:4 dice: “Enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”

El dolor y la muerte son dos consecuencias de la enfermedad, y en este pasaje dice que ya no existirán más, porque las primeras cosas pasaron. Es decir, en el Cielo no habrá más enfermedad.

Si la voluntad de Dios es que no haya enfermedades en el Cielo, Su voluntad es que no haya enfermedades en la tierra.

Sin embargo, la enfermedad existe en la tierra debido al pecado que entró en la tierra por causa de Adán.

Nuestra pregunta es: ¿De que forma proveyó sanidad en la tierra?

Por la obra que Jesús hizo en la redención.

Veamos lo que dice Mateo 18:16 en la Versión Amplificada dice: “Pero si no te escucha, anda con uno o dos mas, para que toda palabra sea confirmada y sostenida por el testimonio de dos o tres testigos.”

En esta entrada vamos ha ver a tres testigos: Isaías, Mateo y Pedro; que testificaran que en la obra de la redención, Jesús tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.

Primero veamos que cosa es la redención.

El diccionario define la palabra redención de esta manera:

1. Rescatar de la esclavitud a un cautivo mediante un precio.

2. Comprar de nuevo una cosa que se había poseído antes.

3. Dejar libre una cosa sujeta a una carga u obligación que pesa sobre ella.

4. Librar de una obligación, o extinguirla.

Para dar un ejemplo de la redención contare la historia de El Barco de Pepito:

Pepito tenía un barquito de madera, que su padre le había construido. Estaba muy orgulloso de él, porque su padre se lo había regalado y porque era muy hermoso. Todos los días iba al río para jugar con él.

Pero un día vino una corriente de agua que se lo llevó muy lejos, y no lo pudo ver más. Se fue triste a su casa y se lo contó a su padre.

Varios días después, el padre vio el barquito en el escaparate de una juguetería. Compro el barquito y se lo volvió ha dar a Pepito. Ese día Pepito recuperó su barquito.

Esto mismo es lo que hizo Jesús. Cuando Adán pecó, le dio todo el dominio a Satanás, y trajo el pecado, la enfermedad y la muerte al mundo. Pero Dios nos compró por la sangre de Jesucristo, y al aceptar la obra que Jesús hizo por nosotros somos hechos libres.

Veamos ahora a nuestros tres testigos: Nuestro primer testigo es Isaías.

En Isaías 53:4­5 se ve el primer testimonio de que Jesús nos redimió de la enfermedad: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

En este pasaje Isaías esta dando una mirada hacia el futuro. 800 años antes del nacimiento de Jesús, nos da una imagen de la obra de Jesús.

En este pasaje vemos la doble obra de la redención: El perdón de pecados y la sanidad de nuestros cuerpos. Notemos que ambas van de la mano; Dios colocó la salvación y la sanidad en un mismo paquete. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestra salvación y sanidad.

Nuestro segundo testigo es Mateo.

En Mateo 8:17, nos da su testimonio citando a Isaías: “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.”

Mateo nos da una mirada al presente; recordemos que él fue un testigo presencial del ministerio de Jesús. Él nos está declarando que Jesús tomó nuestras enfermedades en su cuerpo.

Nuestro tercer testigo es Pedro.

En 1 Pedro 2:24, nos da su testimonio diciendo: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis curados.”

Pedro nos da una mirada hacia el pasado; aunque fue un testigo presencial de la obra de Jesús, aquí esta recordando las cosas que sucedieron unos treinta años antes.

De estos pasajes podemos tomar estas conclusiones:

1. La obra de la redención fue doble: Jesús perdonó nuestros pecados y sanó nuestras enfermedades.

2. La sanidad sigue vigente el día de hoy. En Hebreos 13:8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” Es decir Jesús no ha cambiado. Isaías, 800 años antes; Mateo, mientras Jesús vivió: y, Pedro 30 años después dan testimonio de ello. Jesús sigue siendo el mismo, la sanidad sigue vigente.

3. En estos tres pasajes, se habla de la sanidad en tiempo pasado: “Él llevó,” “Él sufrió,” “Por sus llagas fuimos”; estas cosas nos hablan de un hecho en el pasado, por tanto, la sanidad es un hecho consumado.

4. Tu ya estas sanado, como Jesús ya completo su obra, solo debes de recibir lo que te pertenece.

Estaba predicando en una iglesia de Viña del Mar en Chile, cuando al final llegó una hermana con un rostro completamente decaído.

Le pregunté que tenía y me dijo que hacía cinco años tenía una migraña constante que no le pasaba con nada; había ido a muchos médicos y tomado todo tipo de medicinas pero nada mejoraba.

El dolor era tan intenso que en cinco años había bajado veinticinco kilos.

Esa noche había predicado de la sanidad en la redención, así que le leí los versos de Isaías, Mateo y 1 Pedro, y le pregunte: “¿En que tiempo están estos versos?” Y ella me respondió: “En tiempo pasado.”

Le volví a preguntar: “Si están en tiempo pasado, ¿Cómo está Ud.?

Vi que una luz se encendió en su rostro y me dijo: “Estoy sana.”

Le dije: “Si esta sana empiece a dar gracias por su sanidad, de gracias porque Jesús la sano en su obra redentora.”

Ella levantó las manos y empezó a dar gracias porque Jesús la había sanado en su obra redentora.

Cuando terminó de hacerlo le pregunte como se sentía, y ella me dijo que el dolor se había quitado totalmente.

Lo que no pudieron hacer los médicos ni las pastillas lo hizo Jesús cuando esta mujer se enteró lo que Él había hecho en la cruz.

Jesús ya terminó la obra de la redención, solo debes acercarte a Él y recibir lo que es tuyo.

lunes, 27 de octubre de 2014

Cristo el Ungido en el Creyente

Cristo el Ungido en el Creyente


Si eres un creyente nacido de nuevo, tú estás en Cristo, si Cristo en ti tú estás en Él.

La palabra Cristo significa "el ungido" y si estás en Cristo significa que estás en el Ungido y en su unción.

En 1 Juan 2:20 y 27 dice que la unción está en ti.

1 Juan 2:20, 27
20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo,  y conocéis todas las cosas.
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

La unción del Espíritu Santo está sobre ti y la unción permanece. La unción no se va, la unción permanece en ti.

La unción está siempre contigo; si caminas para adelante la unción está contigo; si caminas para atrás la unción sigue contigo, si vas para el costado la unción continúa a tu lado. Si te acuestas la unción sigue ahí y cuando te levantas también.

En Efesios 1:13-14 dice lo siguiente: "En él también vosotros,  habiendo oído la palabra de verdad,  el evangelio de vuestra salvación,  y habiendo creído en él,  fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida,  para alabanza de su gloria."

Cuando tú recibiste a Jesús fuiste sellado con el Espíritu Santo de la promesa. Esto no es el bautismo con el Espíritu que recibiste posteriormente; sino que en ese momento recibiste a la persona del Espíritu Santo en tí.

Al nacer de nuevo el Espíritu Santo vino a morar en tí; y cuando vino el Espíritu Santo vino la unción sobre tí; por ese motivo es que tú y yo tenemos la unción.

Tú no tendrás la unción, ¡tú ya la tienes!

¿Qué es la unción? Es el poder de Dios para hacer lo que no puedes hacer; el poder de Dios que te capacita para hacer algo.

La palabra unción es sinónima de la palabra untar.

A quien no le gusta el pan con mantequilla, es una de las cosas que más me gusta; me pueden colocar palta, jamón, pate o mermelada y mí preferida siempre será la mantequilla.

¿Qué sucede cuando colocamos la mantequilla a un pan? ¿Cómo queda la mantequilla? Quedan juntos, unidos, pegados.

Si le echamos mantequilla a un pan, ¿se la podemos quitar? no podremos hacerlo, por más que tratemos y tratemos la mantequilla siempre quedará pegada al pan.

Es lo mismo que pasa contigo; tú estás en Cristo; Cristo está en ti, su unción está pegada en ti.

Un predicador decía una vez: "El Espíritu Santo está contigo cuando tú manejas, pero cuando empiezas a manejar a más de 100 kilómetros por hora se va."

Eso es una gran falsedad; el Espíritu Santo sigue contigo; y si vas a 200 kilómetros por hora sigue contigo; y si aceleras a 300 kilómetros por hora sigue ahí, y si llegas a los 500 kilómetros por hora y te matas, y te vas al cielo; el Espíritu Santo estuvo contigo todo el tiempo, no se va en ningún momento.

El Espíritu Santo está morando en ti, la unción está sobre ti.

Ahora, lo que debemos entender es que la unción viene sobre nosotros y nos capacita para hacer algo. La unción no es solo para nosotros es también para llevarla a los demás. La unción que Dios te dio no es solo para tí sino también para que la lleves a otros lados; para poder ministrar a otras personas.

En Hechos 10:38 dice: "Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret,  y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,  porque Dios estaba con él."

Dios ungió a Jesús de Nazaret con un propósito, en este caso particular para hacer bienes y sanar a todos los oprimidos por el diablo.

La unción vino sobre Jesús para hacer algo.

Vamos al capítulo 4 de Lucas donde nos habla más específicamente de la unción sobre Jesús.

Lucas 4:14-18
14  Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea,  y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
15  Y enseñaba en las sinagogas de ellos,  y era glorificado por todos.
16  Vino a Nazaret,  donde se había criado;  y en el día de reposo entró en la sinagoga,  conforme a su costumbre,  y se levantó a leer.
17  Y se le dio el libro del profeta Isaías;  y habiendo abierto el libro,  halló el lugar donde estaba escrito:
18  Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido PARA. . .

La unción es PARA; la unción es PARA; la unción no es solo para guardártela; la unción es siempre para hacer algo.

Sigue diciendo:

Lucas 4:18-19
18  Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido PARA dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19  A predicar el año agradable del Señor.

Vemos aquí el propósito del ministerio de Jesús; predicar, liberar, sanar, dar buenas noticias.

El evangelio son siempre buenas noticias, hemos sido ungidos para predicar buenas noticias.

¿Cuál es la buena noticia para el pobre? Que en Cristo ya somos ricos. No lo seremos sino que ya lo somos.

Sea que tengas dinero o que no lo tengas ya eres rico; solo tienes que aprender a caminar en la bendición que ya está en ti.

Son buenas noticias para los pobres, no tienen que quedarse en el estado en el que están; porque por medio de Cristo ya somos ricos.

Pero también son buenas noticias para el enfermo; no tienes por qué estar más tiempo enfermo; Jesús ya tomó tus enfermedades, llevó tus dolencias y por sus llagas ya fuiste curado.

El evangelio son buenas noticias para tí  y para los demás; y tú has sido llamado, has sido ungido por Dios para hacer algo.

Sigamos leyendo Lucas 4

Lucas 4:20-21
20  Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

Veamos lo que pasa acá; Jesús les está diciendo: "Hoy se ha cumplido delante de ustedes esta Escritura."

¿Que Escritura? Lo que dice en Isaías 61, que es lo que estaba leyendo Jesús; que la unción estaba sobre Él.

Y la unción sigue sobre Jesús porque en Hebreos 13:8 dice que Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre.

Jesús no ha cambiado, el sigue haciendo lo mismo el día de hoy; pero ¿cómo lo hace hoy? A través de su cuerpo.

La iglesia es llamada el cuerpo de Cristo, Jesús es la cabeza y nosotros el cuerpo.

Efesios 1:22-23
22  Y sometió todas las cosas bajo sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
23  la cual es su cuerpo,  la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Jesús es nuestra cabeza.

En el Salmo 133, hablando de la unción y la comunión dice lo siguiente:

Salmo 133
1   ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
2  Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3  Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

De ese mismo modo la unción viene sobre Jesús que es la cabeza y desciende sobre todo su cuerpo.

En Mateo 28:18-19 cuando habla de la autoridad del creyente dice: "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  Por tanto,  id,  y haced discípulos a todas las naciones,  bautizándolos en el nombre del Padre,  y del Hijo,  y del Espíritu Santo."

Es decir, cuando Cristo resucitó, recibió toda la autoridad, y si la cabeza recibió la autoridad también la recibió su cuerpo; y lo que Jesús les está diciendo es que ya que el recibió toda la autoridad, también la tiene su cuerpo; es decir nosotros que somos la iglesia.

La cabeza no puede recibir los pies y que los pies se queden sin ella. Tú eres el cuerpo de Cristo y como tal recibiste la unción.

Tu ya tienes la unción, porque como Él es, eres tú en este mundo (1 Juan 4:17).

Como Cristo es, eres tú en este mundo; si Jesucristo es ungido, tú también eres ungido.

Es por eso que nos llamamos cristianos; cristiano significa uno como Cristo; o un pequeño Cristo; o como me dijo hace años un hermano eres un cristito.

Cristo significa "el ungido"; entonces el cristiano también significa "uno que es ungido".

Al llamar a tu hermano "cristiano" le estás diciendo que es un ungido; no le estás diciendo que será un ungido; como si hablásemos de algo en el futuro sino que en el presente ya es un ungido. Es un ungido hoy.

Tú ya tienes la unción, y es por la unción que hay en ti que puedes hacer algo. Y es por esa misma unción que tu puedes hacer las obras de Jesús en esta tierra.

Tu has sido llamado para hacer las obras de Jesús en esta tierra; ¿Y cuáles eran las obras de Jesús en esta tierra? Él predicaba, enseñaba y sanaba a los enfermos.

En Mateo 4:23 dice: "Y recorrió Jesús toda Galilea,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo." Y en Mateo 9:35 dice: "Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo."

Las obras de Jesús consistían en predicar, enseñar y sanar a los enfermos; y eso debemos hacer hoy porque estamos ungidos para eso.

Él nos dio el ejemplo para que también hagamos lo mismo; podemos ver esto al leer los Evangelios donde Jesús hacía estas cosas.

Tú puedes hacer también las obras de Jesús en esta tierra y ser de bendición para la gente porque tienes la unción.

En Juan 14:12 dice: "De cierto,  de cierto os digo: El que en mí cree,  las obras que yo hago,  él las hará también;  y aun mayores hará,  porque yo voy al Padre."

¿Cuáles son las obras mayores de las que habla Jesús?

Cuando Jesús estuvo en la tierra ninguna persona nació de nuevo, porque el Espíritu Santo no había sido enviado porque Jesús aún no había sido glorificado.

Pero cuando Jesús murió y resucitó, el Consolador fue enviado a la tierra.

Y fue la primera vez que estuvo con los discípulos después de resucitar que Jesús que Jesús sopló sobre ellos y ellos recibieron el Espíritu Santo.

Juan 20:19-22
19  Cuando llegó la noche de aquel mismo día,  el primero de la semana,  estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos,  vino Jesús,  y puesto en medio,  les dijo:  Paz a vosotros.
20  Y cuando les hubo dicho esto,  les mostró las manos y el costado.  Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
21  Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros.  Como me envió el Padre,  así también yo os envío.
22  Y habiendo dicho esto,  sopló,  y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

Las mayores obras son que nosotros predicamos el Evangelio y resucitamos muertos cada día. Cada vez que predicas el Evangelio y una persona nace de nuevo, ¡tú resucitas un muerto espiritual!

Resucitamos gente que está muerta espiritualmente, los cuales estaban yendo al infierno pero que ahora han pasado de muerte a vida; sus pecados son perdonados, y ahora son salvos, ahora tienen la vida eterna; tienen el Espíritu Santo y tienen la unción, como tú.

¿Sabías que el día más traumático de Satanás fue el día de Pentecostés?

Porque ese día, cuando el Espíritu Santo se derramó sobre la iglesia, el diablo se dio cuenta y dijo: "Uyuyuy, antes era solo Jesús y ahora son 120."

Y un rato después Pedro predicó y se convirtieron 3,000 más y ahora eran 3,120.

Ese día le dio un patatús al diablo. Quedó completamente traumatizado cuando vio gente completamente ungida como Jesús.

Y tú estás entre esa gente ungida.

Hay gente que le tiene miedo al diablo pero el diablo es quien te tiene miedo a ti; porque Cristo está en ti; y por eso tu estás ungido.

Para poder ministrar a otros, tú debes saber quien eres; y si sabes quien eres podrás ministrar a otros.

Durante mis 30 años de cristiano he visto muchísimos cristianos derrotados, y esto sucede principalmente porque no saben quienes son en Cristo.

No saben que están en Cristo, no saben que tienen la unción, no saben que tienen la autoridad. No saben que tienen el poder.

¡Algunos ni siquiera saben que tienen el Espíritu Santo!

Pero tú lo tienes.

Tu eres más que un vencedor (Romanos 8:37).

¿Que significa ser más que un vencedor? Sencillamente que alguien venció por ti y que tú estás disfrutando la victoria.

Un pastor se fue a almorzar con el evangelista que había invitado a su iglesia. Comieron una gran y abundante cena y llegó la hora de pagar la cuenta.

"Yo pago", dijo el evangelista; "No, yo pago", dijo el pastor; y así estuvieron un rato mientras los ánimos de ambos se iban caldeando.

Cuando estaban listos a golpearse. el mozo les dijo que vean la cuenta; y al verla descubrieron que estaba escrita en ella la palabra "cancelado".

Cuando preguntaron, ¿quién pago?, el mozo les señaló una mesa donde habían unos hermanos sonriéndoles.

Ellos habían disfrutado de la cena sin haber pagado nada.

Nuestra cuenta ya fue pagada, la victoria ya fue hecha, Jesucristo ya venció al diablo, y el diablo ya fue derrotado.

El diablo ya no tiene poder sobre ti, Cristo ya te dio la victoria.

Tú tienes la unción; la unción está en ti; tienes la capacidad porque Dios te la ha dado. Te la ha dado para hacer las cosas que antes no podías hacer pero que ahora si puedes.

Porque Cristo está en ti; porque no eres tú sino Cristo en ti, porque no es tu poder sino el poder de Dios en tí; es lo que está en ti, la unción que está en ti.

A veces cuando hay varios hermanos orando por una persona y alguien sana dicen: "Fue mi mano, fue mi mano lo que la sanó."

Una vez en una reunión después de orar por una persona un pastor veía su mano, como si hubiese sido su mano lo que provocó el milagro.

¡No! ¡No es tu mano! ¡Es lo que está detrás de tú mano!

No eres tú, es el que está contigo; es el que cuando tú actúas conforme a la Palabra, la respalda con señales y prodigios.

Por eso en Marcos 16:20 cuando dice: "Y ellos,  saliendo,  predicaron en todas partes,  ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían." Lo que en realidad dice en el griego es que él Señor trabajaba juntamente con ellos confirmando la Palabra con las señales que le seguían.

Cuando tú predicas el evangelio Jesús está trabajando juntamente contigo; por eso no debes ir confiado en tus propias habilidades sino confiado en Cristo que está contigo. Porque lo que tú no puedes hacer, Él si lo hace. Además, tú con Él son la mayoría absoluta, son el equipo ganador.

Cristo en tí, tú tienes la unción.

Entonces ya sabes quién eres, eres un ungido, eres un cristiano.



miércoles, 15 de octubre de 2014

La Unción en el Creyente

La Unción en el Creyente


Una de las mayores revelaciones que puede tener un cristiano es llegar a conocer quien es en Cristo, saber las cosas que tiene por el hecho de estar en Él y las cosas que puede hacer en Él.

El problema es que muchos cristianos han vivido vidas miserables y derrotadas por el hecho de no conocer las realidades que tenemos por el hecho de estar en Cristo.

Lo primero que debe entender el cristiano es que Cristo está en él.

En Colosenses 1:24-29 nos encontramos con un misterio que había sido escondido al mundo antiguo, un misterio que no fue revelado hasta la resurrección de Jesús.

Colosenses 1:24-29
24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
25 de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios,
26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,
27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,
28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Este misterio es la realidad que tenemos de estar en Cristo, Cristo en nosotros es la esperanza de gloria.

Como dice Pablo en Gálatas 2:20: “Ya no vivo yo mas Cristo vive en mi.”

Esta es una de la palabras más poderosas que hay; yo estoy en Cristo porque Cristo esta en mi.

La palabra Cristo significa "el ungido" y si estoy en Cristo significa que estoy en el Ungido y en su unción.

En 1 Juan 2:20 y 27 dice que la unción está en mí.

1 Juan 2:20, 27
20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

La unción del Espíritu Santo está sobre mí y la unción permanece. La unción no se va, la unción permanece en mí.

La unción está siempre conmigo; si camino para adelante la unción está conmigo; si camino para atrás la unción sigue conmigo, si voy para el costado la unción continúa a mí lado. Si me acuesto la unción sigue ahí y cuando me levanto también.

En Efesios 1:13-14 dice lo siguiente: "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria."

Cuando recibí a Jesús fui sellado con el Espíritu Santo de la promesa. Esto no fue el bautismo con el Espíritu que recibí posteriormente; sino que en ese momento recibí a la persona del Espíritu Santo en mí.

Yo nací de nuevo el 4 de Noviembre de 1979, en ese momento el Espíritu Santo vino a morar en mí, fui sellado con el Espíritu Santo de la promesa, recibí la vida eterna.

Posteriormente, el 2 de Enero de 1980 recibí el Bautismo con el Espíritu Santo, lo cual como dice en Hechos 1:8 es el poder de Dios para ser testigo, y que se manifestó inicialmente en el momento que hablé en lenguas.

Pero fue al nacer de nuevo que el Espíritu Santo vino a morar en mí; y cuando llegó el Espíritu Santo vino la unción sobre mí; por ese motivo es que tengo la unción.

La Biblia no dice que tendré la unción, ¡ya la tengo!




lunes, 13 de octubre de 2014

Jesús operó en la unción de los 5 oficios del ministerio quíntuple

Jesús operó en la unción de los 5 oficios del ministerio quíntuple


El hecho de que Jesús tuviese el Espíritu Santo en toda su plenitud hizo que el operase en los 5 oficios del ministerio quíntuple.

En Hebreos 3:1 podemos verlo operando en su ministerio de apóstol:

Hebreos 3:1
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús.

El significado más simple de un apóstol es: “uno que es enviado.”

Un apóstol es alguien que ha sido comisionado para hacer algo, para lo cual ha sido acreditado con credenciales.

En el oficio del apóstol se encuentran los otros 4 oficios ministeriales; el profeta, el evangelista, el pastor y el maestro; así que veamos primero su función como apóstol y luego los otros 4 oficios del ministerio quíntuple en la vida de Jesús.

Jesús fue enviado por Dios a la tierra con un propósito:

Juan 17:3
3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Lucas 4:43
43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

El vino para predicar el evangelio, que fue la razón para la cual fue ungido; pero tenía una misión mayor que era el morir por nosotros.

Juan 3:16
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Jesús fue enviado con una misión específica al mundo. Así que cuando estuvo en la tierra Jesús cumplió su función como apóstol.

Otro oficio que el cumplió en la tierra es el de profeta.

Jesús mismo se llamó profeta durante su ministerio terrenal

Mateo 13:57
57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

Marcos 6:4
4 Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.

La gente de Israel también se dio cuenta y declaró que Jesús era un profeta:

Lucas 7:16
16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.

Las señales que Jesús hacía eran demostración para la gente que Jesús era el profeta que Moisés había profetizado.

Juan 6:14
14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

Juan 7:40
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.

Moisés había profetizado en el Antiguo Testamento acerca del profeta que se iba ha levantar

Deuteronomio 18:15-19
15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.

Jesús era ese profeta que ellos estaban esperando.

Un profeta tiene marcas específicas: en su ministerio se ven consistentemente 2 de los 3 dones de revelación, más el don de profecía, y la unción para enseñar o profetizar; además que también lo dones de poder se ven en este ministerio.

Jesús tuvo estas marcas dentro de su ministerio.

Por ejemplo, en Juan 4 podemos ver como uso la palabra de conocimiento para mostrar el estado marital de la mujer samaritana:

Juan 4:16-19
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

La palabra de conocimiento, es la manifestación dada por el Espíritu Santo de una porción del conocimiento de Dios acerca de conocimientos pasados o presentes.

Eso fue lo que hizo con la mujer, lo dijo lo que le había pasado en su vida y su situación actual.

En Juan 7 podemos ver la manifestación de la palabra de sabiduría junto con el de profecía:

Juan 7:37-40
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.

La palabra de Dios es una porción acerca de la sabiduría de Dios concerniente ha hechos futuros, por lo general es condicional; y la profecía es un mensaje dado por el Espíritu Santo en leguaje conocido por la persona que lo emite y los que los escuchan; la profecía es para edificar, exhortar y consolar.

En este pasaje Jesús estaba hablando de un tiempo en el futuro en que ríos de agua viva correrían del interior de los personas, Esto venía con una condición, los que creyesen tendrían esta experiencia en sus vidas.

Además fue un mensaje dado en lenguaje conocido por Jesús y por las personas que lo oían.

Pero también vemos como los dones de poder se manifestaron en su ministerio. Los dones de poder son: El don de fe, el don de operación de milagros y los dones de sanidades.

Juan 6:10-14
10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.
12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

Para la multiplicación de alimentos se necesitaros dos dones de poder: el don de fe y el don de operación de milagros.

El don de fe es una manifestación de fe especial que da el Espíritu Santo para recibir un milagro de Dios, es un don pasivo; mientras que el de operación de milagros es un don activo, es un don que hace algo, provoca una acción que rompe el curso natural de las leyes de la naturaleza.

Es interesante que la gente al ver estos dones en manifestación se dio cuenta de que Jesús era un profeta.

Como un dato adicional, Jesús también utilizo el tercer don de revelación, el discernimiento de espíritu en su ministerio. Este don no solo es ver demonios, sino ver espíritus en general.

Por ejemplo, en la transfiguración conversó con Moisés y Elías:

Mateo 17:1-5
1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

Aquí está Jesús conversando con Moisés y Elías, y además se escuchó la voz de Dios.

En otras ocasiones vio demonios y también ángeles:

Marcos 1:12-13
12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.
13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.

Entonces vemos que en Jesús se manifestó el don de discernimiento de espíritus.

Podemos concluir que Jesús tuvo el oficio y la unción de profeta en su ministerio terrenal.

Otra faceta que tuvo Jesús en su ministerio terrenal fue la de evangelista.

La definición de evangelista es: “Una persona que anuncia el Evangelio; un mensajero de buenas nuevas.”

Jesús fue ungido para anunciar el evangelio.

Lucas 4:17-21
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

Jesús fue ungido para predicarle el evangelio a los pobres.

La palabra predicar significa sencillamente anunciar, a diferencia de la palabra enseñar que significa explicar.

Es como cuando hacen una película, después de hacerla empieza la publicidad para que la gente vaya a verla, ese anuncio es la predicación.

Cuando una persona ve la película y sabe de lo que trata porque la vio, es como la enseñanza.

La prédica anuncia y la enseñanza explica.

Jesús se pasó parte de su ministerio predicando.

Marcos 1:14-15
14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Mateo 4:17
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Jesús empezó su ministerio predicando el evangelio del reino de Dios.

Una parte primordial del ministerio del evangelista son los dones de poder y las sanidades y milagros.

El evangelista Raymond T. Richie decía: “Los milagros son la campana que Dios usa para atraer a la gente.!

Las noticias del Ungido y su Unción fueron las “buenas noticias” o “evangelio” de la Iglesia Primitiva.

Cuando le a pidieron Pedro que predique por primera vez el mensaje del evangelio a los gentiles, lo primero que les dijo fue: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

Hechos 8:5-8
5  Entonces Felipe,  descendiendo a la ciudad de Samaria,  les predicaba a Cristo.
6  Y la gente,  unánime,  escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe,  oyendo y viendo las señales que hacía.
7  Porque de muchos que tenían espíritus inmundos,  salían éstos dando grandes voces;  y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
8  así que había gran gozo en aquella ciudad.

Cuando Felipe predicaba en Samaria acerca de Cristo (el Ungido y Su Unción); ellos escucharon y recibieron las buenas noticias acerca de que el Ungido y Su Unción habían venido a destruir los yugos de sus espaldas. 

Desde el momento que lo recibieron, Dios lo confirmó, tal como lo había hecho en el ministerio de Jesús.

La unción es la presencia de Dios a través del Espíritu Santo. Como vimos en Lucas 4:18 y Hechos 10:38 la unción sobre Jesús venía del Espíritu Santo.

1 Juan 2:20, 26-27
20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.
26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

La unción que hemos recibido de Jesús viene del Espíritu Santo. La unción es el poder y Espíritu de Dios para servirle en esta tierra. Jesús ha provisto la misma presencia de Dios del Espíritu Santo para cumplir nuestros ministerios terrenales que la que el tuvo en su ministerio terrenal.

La palabra “Cristo” no solo es otro nombre para Jesús; sino una referencia al Ungido y la Unción que estaba en Él y sobre Él. Igualmente, la palabra “cristianos” significa más que simples seguidores de Jesús.; significa “los ungidos”. La misma Unción destructora de yugos que estaba sobre Jesús está disponible para nosotros.

Veamos nuevamente 1 Juan 2:27: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.”

Esas últimas dos palabras también pueden traducirse “en ella”. Dicho de otro modo, la frase puede ser también una exhortación para que los creyentes permanezcan en el Ungido, Jesús, o que permanezcan en la unción. Ambas interpretaciones son correctas porque no puedes separar al Ungido de la unción Si tú estás en el Ungido, entonces tu estás en la unción.

Cada vez que encontramos un verso que usa la palabra Cristo en el Nuevo Testamento; debemos traducirlo como “el Ungido y Su Unción.” 

Luego meditemos en la nueva revelación que trae este significado a cada porción de la Escritura. 

Empecemos con los versos que dicen “en Cristo” o “por Cristo” y leámoslos así: “En el Ungido y Su Unción”, o “a través del Ungido y de su Unción.” Eso cambiara nuestras vidas.

Si estamos “en Cristo”, hay una unción para todo lo que hemos sido llamados ha hacer, sin importar que tan pequeño o grande sea el trabajo.

Otro aspecto de la unción sobre Jesús es la unción que tuvo como pastor cuando estuvo en su ministerio terrenal.

En Juan 10 él se llama a sí mismo como el buen pastor:

Juan 10:10-15
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;  yo he venido para que tengan vida,  y para que la tengan en abundancia.
11  Yo soy el buen pastor;  el buen pastor su vida da por las ovejas.
12  Mas el asalariado,  y que no es el pastor,  de quien no son propias las ovejas,  ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,  y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13  Así que el asalariado huye,  porque es asalariado,  y no le importan las ovejas.
14  Yo soy el buen pastor;  y conozco mis ovejas,  y las mías me conocen,
15  así como el Padre me conoce,  y yo conozco al Padre;  y pongo mi vida por las ovejas.

Lo vemos a lo largo de su ministerio, el hecho del  cuidado y protección que tuvo por los suyos, y el cumplimiento de dar su vida por sus ovejas.

En 1 Pedro 5:4 dice: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.”

Esta frase, “Príncipe de los Pastores”, nos habla del rango de Jesús como el Pastor Principal o supremo.

Vine traduce la palabra usada de esta manera: Arquipoimen jefe de pastores (arque, jefe, príncipe; poimen, pastor). Se dice solo de Cristo (1 Pedro 5:4): «el príncipe de los pastores». Los griegos actuales lo utilizan para designar a jefes tribales. 

Las diversas versiones de la Biblia lo traducen como: Pastor Supremo (Nueva Versión Internacional, Arcas y Fernández), Jefe de los Pastores (Biblia del Pueblo de Dios, Latinoamericana), Pastor Principal (Dios Habla Hoy, Versión Moderna, Kadosh), Arquipastor (Junemann) y Mayoral (Jerusalén, EUNSA).

Estas palabras nos dan una mayor idea de su rango entre los pastores como el Pastor Principal de la Iglesia.

En Hebreos 13:20 vemos a Jesús en función de su relación con los creyentes:

Hebreos 13:20
20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.

Aquí Jesús es llamado en relación a nosotros como el Gran Pastor de las ovejas.

Finalmente vemos a Jesús en su ministerio como maestro.

Si vemos el ministerio de Jesús nos encontraremos que la mayor parte del tiempo se la pasó enseñando; vemos esto en enseñanzas abiertas como el Sermón del Monte o en grupos más pequeños como en el caso de Marta y María o las instrucciones que les da a sus discípulos durante la última cena.

En Mateo 9:35 vemos como parte importante del ministerio de Jesús era la enseñanza: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”

Eran 3 cosas las que hacía Jesús principalmente en su ministerio itinerante: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23).

Jesús se la pasaba enseñando, predicando y sanando a los enfermos.

En Marcos 6:6 vemos parte de su ministerio de enseñanza era para combatir la incredulidad de la gente que le impedía recibir lo mejor que Dios tenía para ellos: “Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.  Y recorría las aldeas de alrededor,  enseñando.”

La compasión de Jesús era lo que lo motivaba a enseñarle muchas cosas a la gente, en Marcos 6:34 podemos verlo claramente: “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”

El amor de Jesús era lo que le motivaba para que saliera la unción del maestro en Él para enseñarles y sacarlos de la ignorancia espiritual en que se encontraban.

Sus palabras eran tales que la gente se admiraba de su doctrina (enseñanza).

Marcos 1:27
27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí,  diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?

Cerca de 60 veces en los Evangelios la gente se refirió a Jesús como maestro, tanto sus discípulos, como sus amigos, seguidores  y enemigos.

Un ejemplo es su encuentro con Nicodemo, que era un fariseo culto y reconocido, que lo reconoce como maestro de Israel.

Juan 3:1-2
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Otro caso es el del joven rico, quien llama a Jesús maestro bueno (Marcos 10:17).

Jesús mismo dijo de si mismo que era maestro:

Mateo 23:8, 10
8  Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.

Juan 13:13  
13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.

Podemos ver cómo es que Jesús mientras anduvo en la tierra operó en los 5 oficios del ministerio quíntuple.