El Espíritu Santo es Dios – Parte 1
Habiendo establecido que el Espíritu Santo es una persona; pasemos a una pregunta de gran importancia; ¿el Espíritu Santo es Dios?
Para poder dar una respuesta correcta debemos hacernos ciertas preguntas:
¿El Espíritu Santo es una criatura de Dios?
¿Es de menor jerarquía por ser la tercera persona de la trinidad?
En este capítulo responderemos estas interrogantes.
Cinco Razones por las que Podemos Afirmar Que el Espíritu Santo es Dios
Primera Razón
Se le Trata Igual a Dios en la Trinidad
Una de las razones por las que decimos que el Espíritu Santo es Dios es porque se le trata como igual a Dios en las Escrituras.
Mateo 28:18-20 (RV60)
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
En este pasaje de la Gran Comisión podemos ver como el Padre el Hijo y el Espíritu Santo están relacionados.
2 Corintios 13:14 (RV60)
14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
En esta bendición apostólica podemos ver la relación que hay entre los tres miembros de la trinidad.
Otra forma de ver esta similitud es ver la forma que se aplicaron los versos del Antiguo Testamento en el Nuevo cuando se habla de Dios, el Padre (Jehová).
Isaías 6:1-10 (RV60)
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5 Entonces dije: ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;
7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.
10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.
En este pasaje vemos como Jehová, el Señor, llamó a Isaías para cumplir su ministerio.
Veamos como se interpreta en el Nuevo Testamento.
Hechos 28:25-27 (RV60)
25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:
26 Ve a este pueblo, y diles: de oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis;
27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane.
Aquí Pablo, en su último mensaje registrado en Hechos, hace referencia a Isaías 6:8-10, pero dice que quien habló fue el Espíritu Santo.
Es decir, mientras en el Antiguo Testamento se dice que Jehová está hablando, en el Nuevo se dice que es el Espíritu Santo quien está hablando; de ahí podemos concluir que el Espíritu Santo es igual a Dios en la trinidad.
Juan 12:39-41 (RV60)
39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:
40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan y yo los sane.
41 Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.
En esta segunda referencia al pasaje de Isaías vemos que dice que esa porción de la Escritura está hablando de Jesús.
De ahí vemos que el mismo pasaje habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; ¿cómo podemos explicarlo?
Notemos que en Isaías 6:3 los serafines decían “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos”; lo cual nos da una sugerencia de la personalidad triple de Dios; y de ahí viene la aplicación triple de la visión.
Esto lo podemos ver también en el verso 8: “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”; ¿quiénes son “nosotros”? El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Veamos otro pasaje del Antiguo Testamento.
Éxodo 16:7 (RV60)
7 Y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
Veamos la manera en que el pueblo de Israel murmuró contra Dios:
Salmo 95:6-11 (RV60)
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.
Nuevamente vemos como el pueblo de Israel murmuró contra Dios en el desierto.
Hebreos 3:7-9 (RV60)
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años.
Las murmuraciones que Moisés en Éxodo y el Salmista en el Salmo 95 atribuyen que son hechas contra Dios; en el Nuevo Testamento son atribuidas contra el Espíritu Santo.
Podemos decir junto con Torrey: “Esto deja, sin ninguna duda, que el Espíritu Santo ocupa la posición de Jehová (o la deidad) en el Nuevo Testamento.”
2 Timoteo 3:16 (RV60)
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.
2 Timoteo 3:16 (Castillian)
16 Toda la Escritura nos ha sido dada por Dios, que la ha inspirado, y es útil para enseñarnos la verdad, hacernos comprender nuestros errores y ayudarnos a llevar una vida recta.
En este pasaje podemos ver que Dios es el inspirador de las Escrituras (Pablo se refiere al Antiguo Testamento ya que aún no se había dado el canon del Nuevo).
2 Pedro 1:19-21 (RV60)
19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Pedro dice que fue el Espíritu Santo quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamento.
Al relacionar estos dos pasajes vemos que el Espíritu Santo es tratado como Dios.
Al ver estos pasajes solo podemos concluir que el Espíritu Santo es tratado como igual a Dios en las Escrituras.
Segunda Razón
Su Nombre Demuestra Su Deidad
El hecho de que el nombre del Espíritu Santo se junte con el de Dios es una prueba irrefutable de su deidad.
1 Corintios 12:4-6 (RV60)
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
En este pasaje encontramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en una relación de igualdad.
Mateo 28:19 (EUNSA)
19 Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La unión del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo en la Gran Comisión es una demostración de Su deidad.
2 Corintios 13:14 (NVI)
14 Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
¿Sería posible que en este pasaje se unieran el nombre del Espíritu Santo junto con el del Padre y el Hijo si no fuese Dios?
Luego, concluimos que el nombre del Espíritu Santo demuestra Su deidad por el hecho que va unido al del Padre y el Hijo.
Ricardo Botto
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