Mucha gente no conoce la diferencia entre los frutos y los dones del Espíritu Santo, en esta clase los definiremos para conocer la diferencia.
El Fruto del Espíritu
Cuando hablamos del fruto del Espíritu, hablamos de la manifestación del carácter de Dios en la vida del creyente renacido.
En Gálatas 5:16-25 dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”
Cuando nacimos de nuevo, nuestro espíritu fue salvo, pero nuestro cuerpo y alma no.
En Santiago 1:21 dice: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.”
En primer lugar recordemos que cuando hablamos del alma estamos hablando de la mente.
La palabra “salvar” es “liberar” ó “rescatar”. No esta hablando de la vida eterna sino de cambiar nuestra forma de pensar a la manera de Dios depositando en nuestra mente la Palabra de Dios.
En Romanos 12:2 nos explica más de esto: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
El creyente tiene que hacer algo, no conformarse a la forma de pensar del mundo, es decir, no someterse a los deseos de la carne, que solo piensa en las cosas del mundo.
En Romanos 12:1 dice que también tenemos que hacer algo con nuestro cuerpo: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Es decir, debemos caminar en santidad, dejando las cosas del mundo y haciendo las cosas que le agradan a Dios.
Como dice en Romanos 8:5-14: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”
El andar o ser guiado por el Espíritu, es no vivir conforme a la carne sino caminar en el fruto del Espíritu.
Depende de nosotros caminar en el fruto del Espíritu.
¿Qué el fruto del Espíritu?
Es la manifestación y carácter de Dios que es colocado en una persona por el Espíritu Santo en el espíritu de una persona cuando es renacida.
Como dice la Biblia, es un fruto que está compuesto de nueve manifestaciones.
La mayor es el amor, de la cual se desprenden las demás.
En Romanos 5:5 dice: “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”
Es decir, ya tenemos el amor en nosotros solo debemos dejar que se manifieste en nuestras vidas.
Las otras manifestaciones son el gozo (o alegría), paz, paciencia, benignidad (o amabilidad), bondad, fe (mejor traducido como fidelidad), mansedumbre (o humildad) y templanza (o dominio propio).
Es nuestra decisión caminar en amor, es nuestra decisión y responsabilidad manifestar el fruto del Espíritu en nuestras vidas.
El hacerlo nos dará vidas victoriosas y fructíferas.
Los Dones del Espíritu
“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Corintios 12:7-11).
El término griego que se usa para la palabra don es carisma que según W. E. Vine significa: “Don de gracia, don que involucra gracia (caris) de parte de Dios como el dador. Se usa. . . (b) de sus dones a los creyentes por las operaciones del Espíritu Santo en la iglesia.”
Hay cosas que debemos ver en cuanto a los dones.
En primer lugar debemos entender de quien son los dones.
Los dones no son propiedad de la persona, los dones son del Espíritu Santo; la persona es un canal a través del cual los dones se manifiestan.
En segundo lugar debemos entender que el Espíritu Santo y la persona trabajan juntos para la manifestación de los dones.
La persona no es un objeto inanimado a través del cual el don se manifiesta, sino que debe cederse al Espíritu para que los dones puedan manifestarse. Es una cooperación mutua, el Espíritu es el que da, pero la persona se cede como canal para su manifestación.
En tercer lugar vemos que el Espíritu Santo reparte los dones como quiere.
Mucha gente dice: “Yo tengo tal o cual don y los puedo usar cuando quiero.” Pero esto no es así, los dones son del Espíritu Santo y el los reparte como Él quiere y cuando quiere.
En cuarto lugar vemos que hay diversidad de dones.
En la Biblia se nombran nueve dones del Espíritu o carismas, los cuales vamos a dividir en tres grupos por cuestión de estudio.
Los dones de revelación; que son los dones que nos revelan algo: la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y el discernimiento de espíritus.
Los dones de poder; que son los dones que hacen algo: el don de fe, el don de hacer milagros y los dones de sanidades.
Y los dones de inspiración, que son los dones que dicen algo: la profecía, los diversos géneros de lenguas y la interpretación de lenguas.
Habiendo definido los dones vamos a explicar cada uno de ellos.
1. La Palabra de Sabiduría
La palabra de sabiduría es una revelación sobrenatural por el Espíritu de Dios con respecto al propósito divino y la voluntad de Dios.
Notemos que no es toda la sabiduría de Dios sino solo una palabra de ella, es decir, solo la parte que necesitamos conocer.
Este don siempre nos habla de cosas futuras, y por eso es condicional.
2. La Palabra de Conocimiento
También conocido como palabra de ciencia.
La palabra de conocimiento es la revelación sobrenatural por el Espíritu Santo de hechos específicos conocidos por Dios.
Otra vez, notemos que no es todo el conocimiento de Dios sino solo lo que necesitamos conocer,
Este don nos habla de acontecimientos que están sucediendo en el presente o en el pasado.
3. El Discernimiento de Espíritus
El discernimiento de espíritus nos da una percepción clara (nos permite ver) dentro del mundo espiritual. Tiene un campo mas limitado que los otros dos dones de revelación, porque su revelación está limitada a una sola clase de objetos - los espíritus.
Este don no es el discernimiento de demonios, sino también tiene que ver con los espíritus de Dios, los ángeles y Dios mismo.
4. El Don de Fe
Es una manifestación sobrenatural del Espíritu Santo el recibir un milagro. Por el don de fe uno no hace un milagro, sino que pasivamente recibe un milagro.
No es la fe normal que viene por oír la Palabra de Dios, sino una fe especial que viene más allá de nuestra fe, para poder recibir un milagro de Dios.
5. El Don de Hacer Milagros
Un milagro es una intervención sobrenatural en el curso ordinario de la naturaleza; una suspensión temporal del orden acostumbrado a través del Espíritu de Dios.
El hacer milagros son hechos específicos realizados por Dios que rompen con el curso normal de la naturaleza para darnos aquello que Dios quiere.
6. Los Dones de Sanidades
Los dones de sanidades son acciones sobrenaturales hechas por Dios para la sanidad de dolencias sin medios naturales de ningún origen.
Notemos que dones es plural no singular, es decir hay un tipo diferente de don de sanidad para cada enfermedad distinta.
7. Don de Profecía
La profecía es una declaración sobrenatural en una lengua conocida por la persona que da el mensaje y los oyentes.
Es un mensaje de Dios para los hombres para edificación, exhortación y consolación (1 Corintios 14:3).
Una cosa para notar es que no todo el que profetiza es un profeta, lo más probable es que no lo sea, ya que el profeta es un don del ministerio.
8. Los Diversos Géneros de Lenguas
Los diversos géneros de lenguas son una declaración sobrenatural dada por el Espíritu Santo en lenguajes nunca aprendidos por el que habla, ni comprendidos por la mente del que habla, ni necesariamente siempre entendidos por el oyente.
9. El Don de Interpretación de Lenguas
La interpretación de lenguas es la demostración sobrenatural por el Espíritu del significado de una declaración en otras lenguas.
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