domingo, 10 de octubre de 2021

Doctrinas Bíblicas 15 - Doctrina del Espíritu Santo - Segunda Parte

Clase 15
Doctrina del Espíritu Santo - Segunda Parte

Las Dos Obras del Espíritu Santo en el Creyente

Muchos creyentes piensan que cuando reciben a Jesús, reciben toda la experiencia que tendrán en su vida con el Espíritu Santo que tendrán en su vida. Nada mas lejos de la verdad.

Al momento de recibir a Jesús es cierto que recibimos al Espíritu Santo; que viene a ser las arras de nuestra herencia; es decir la garantía que tenemos la vida eterna

En él también vosotros, habiendo oído la Palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13)

Pero eso no es todo.

En Juan 20:19-22 vemos el Nuevo Nacimiento de los discípulos de Jesucristo: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.  Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” 

En ese momento los discípulos nacieron de nuevo. Cuando Jesús sopló sobre ellos, ellos recibieron el Espíritu Santo.

Pero a pesar de eso, a ellos les faltaba algo.

En Juan 7:37-39 se encuentra la obra que ocurre en nosotros en el bautismo del Espíritu: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mi y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aun glorificado.”

En Lucas 24:49 dice: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” El bautismo del Espíritu es ser investido con poder de lo alto.

La palabra investido es enduo,  que significa: Poner algo sobre uno, ser vestido por alguien. La palabra poder es dunamis, que significa: Poder o habilidad.

Es interesante ver que Jesús también recibió este poder dunamis después de recibir el Bautismo del Espíritu Santo luego de ser bautizado en agua por Juan: “Y Jesús volvió en el poder (dunamis) del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor” (Lucas 4:14).

Fue tan importante para el ministerio de Jesús que se relata en los cuatro evangelios (Mateo 3:13-17, Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22 y Juan 1:32-33)

Otra cosa que vemos es que Jesús no hizo ningún milagro hasta después de ser Bautizado con él Espíritu Santo. Jesús fue vestido con el manto de poder luego de recibir el Espíritu Santo; nosotros también seremos vestidos con ese manto de poder luego de recibir el Espíritu Santo.

El Bautismo del Espíritu es la llave para el poder de Dios

En Hechos 1:8 dice: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Cuando recibimos el Espíritu santo recibimos el poder para ser testigos.

Una de las cosas principales que ocurrió cuando recibí el Espíritu Santo fue la facilidad para ganar a la gente para Jesucristo. Tenía solo dos meses de creyente, pero de pronto vi como las personas empezaban a recibir a Jesús.

Recuerdo una ocasión en que estábamos reunido los cuatro discípulos del líder del grupo de jóvenes donde recibí a Jesús. Era un grupo hermoso pero no creían en el Bautismo del Espíritu Santo. El ayudante de este líder nos preguntó a cuantas personas habíamos ganado para Jesús. Primero le preguntaron al que tenía mas tiempo, uno dos años, y el dijo que ninguno; luego le preguntaron al siguiente que tenía un año y dos meses, el dijo que dos personas; después al que tenía ocho meses y el dijo que a uno; y al final me preguntaron a mi, que era el que tenía menos tiempo, solamente cuatro meses, y les dije que había ganado 25 personas.

¿Qué hizo la diferencia? El Bautismo del Espíritu Santo. Yo lo había recibido, pero ellos no creían que fuese de Dios. Sin embargo, uno de sus frutos se estaba manifestando en mi vida; el poder para testificar.

Desde que recibí a Jesús ese poder ha estado en mí, y esta sobre todo aquel que recibe el Bautismo del Espíritu Santo.

Ciertamente tu puedes ganar gente sin haber sido bautizado por el Espíritu Santo; el joven que me ganó no lo había recibido, pero el tenerlo hace la diferencia.

¿Cuál es la evidencia de recibir el Bautismo del Espíritu Santo?

En Hechos 2:1-4 dice: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo como un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu le daba que hablasen.”

Ellos comenzaron ha hablar en otra lenguas; no el Espíritu Santo.

Mucha gente se confunde con esto, piensan que es el Espíritu Santo quien hablará por ellos, pero están equivocados.

Una vez le impuse las manos a una señora, el poder de Dios entró en ella, pero no habló en lenguas.

Le pregunte: “¿Quién va ha hablar en lenguas?” Ella me contestó: “El Espíritu Santo.”

Le dije que lea Hechos 2:4 y le volví a preguntar: “¿Quién va ha hablar en lenguas?” Ella me contestó nuevamente: “El Espíritu Santo.” 

Después de hacer lo mismo cuatro veces, ella leyó: “Y – fueron – todos – llenos – del – Espíritu – Santo, - y – comenzaron – a – hablar – en – otras – lenguas – según – el – Espíritu – le – daba – que – hablasen.”

En ese momento ella se dio cuenta y me dijo: “Ellos fueron los que hablaron en lenguas, no el Espíritu Santo.”

Yo le pregunté: “Entonces quien hablará en lenguas, ¿usted o él Espíritu Santo?” Ella me contestó: “Yo hablaré en lenguas.”

Le volví a imponer las manos, y al instante ella recibió el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas.

En la conversión de Cornelio y los suyos en el Capítulo décimo de Hechos, podemos ver algo muy interesante.

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque les oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” (Hechos 10:44-47).

Si vemos los Capítulos 10 y 11 vemos que los creyentes hebreos pensaban que la salvación era solo para ellos, no entendían que Dios también había provisto salvación para los gentiles.

¿Cómo supieron que Dios proveyó salvación para los gentiles? Porque recibieron el Espíritu Santo tal como ellos (Vs. 47).

¿Cómo supieron que habían recibido el Espíritu Santo? Porque les oyeron que hablaron en lenguas y magnificaron a Dios (Vs. 46).

La evidencia inicial que una persona ha recibido el bautismo del Espíritu Santo es que habla en lenguas.

En Hechos 19:1-7 nos encontramos otra vez con las lenguas: “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.  Eran por todos unos doce hombres.”

Vemos que cuando Pablo les impuso las manos a estos doce discípulos de Juan, recibieron el Espíritu Santo y hablaron en otras lenguas.

Recuerda: la forma como uno puede saber que ha recibido el Espíritu Santo es porque habla en lenguas.


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